Puede ocurrir que en ocasiones, a la elección del gestor fiscal, laboral y contable no se le dé la importancia que realmente tiene, pero esta puede ser una decisión crítica que condicione el éxito o fracaso de un negocio.
Imaginémonos a un experto conductor, ¿podría conducir con los ojos cerrados? Probablemente no llegaría muy lejos. Pues lo mismo sucede cuando un gestor fiscal, laboral y contable no realiza bien su trabajo para transmitir al empresario la situación real de la empresa y evitar contingencias fiscales y laborales.
La elección de un gestor, fiscal, laboral y contable no es, pues, una cuestión baladí, el empresario en muchas ocasiones conoce bien su negocio, pero no tiene conocimientos ni de administración, ni de impuestos, ni de laboral, por lo que es muy importante, no solo cumplir con las formalidades legalmente establecidas en estas materias, sino dar un paso más allá y abrir los ojos al empresario sobre la importancia de estas materias, alertándole sobre los peligros que se detecten, como fruto de la información que maneja el gestor.
Se le debería dar más importancia a la figura del gestor, una figura, la de los asesores y gestores, que ha sido muy castigada por la crisis, pero que en tiempos difíciles ha sido un factor clave que ha supuesto la diferencia entre cerrar el negocio o seguir adelante. La formación del gestor es pues un factor diferencial, y una garantía para establecer una relación duradera entre el empresario y su asesor o gestor, pero no es una profesión fácil, ya que exige, además de conocimientos en las áreas afectadas, el dominio de numerosos trámites y procedimientos administrativos y el uso de herramientas de gestión apropiadas.